sábado, 28 de mayo de 2011

POR LAS CALLES DE MITLA.

CAPITULO UNO

-¡María, María, apúrate! ve a comprar azúcar a la tienda.
La niña salió corriendo de la casa principal, la de Los Santos, hechas de adobe con techo de tejas, dejo a un lado la escoba con la que estaba barriendo y se dirigió a la cocina, ésta con paredes de carrizo y torteadas con barro, en donde su madre hincada sobre un pequeño petate molía el nixtamal para la masa sobre un desgastado metate, el olor a tortillas recién hechas se le metió por las narices y le despertó el hambre, se acerco al comal en donde las tortillas se inflaban, tomó una, guardó  las demás en el tenate y haciendo una cuchara con un pedazo de la tortilla se sirvió de la chirmolera un poco de salsa de cuatomate con chile diablito, le puso encima un poco de sal y enrollo su tortilla como un taco y se lo comió.
-¡Apúrate! – le urgió su madre, dándole unas monedas – compras azúcar y te llevas tu chiquigüite para traer pan amarillo, pero antes de que salgas atiza la olla de frijoles.
Se acercó a las tres piedras que hacían de bracero, sobre la que descansaba una olla panzona, empujo los leños que crepitaron al encenderse, salió al patio y bajo el guajal de rojas vainas, asustó a los guajolotes que la perseguían y piaban por comida mientras un guajolote macho se esponjaba.
La voz de su madre le recordó
-No olvides ponerte tus huaraches, no salgas a la calle descalza.
Se calzo, tomo su rebozo y su canasto, salió a la calle de tierra, cerró la puerta de la calle hecha de carrizos y caminó pegada a las cercas, unas de órganos, otras de carrizo y unas mas de rompecapa, solo cerca del centro del pueblo las paredes eran de adobes. Encontró a Doña Teresa y la saludó.
-La mano, madrina – se inclinó y le besó la mano, ella le acaricio la cabeza luego metió la mano en una bolsa de su mandil y saco una moneda que le dio.
- Para que te compres un dulce – le sugirió
- Gracias –dijo y siguió caminando
Vio a Doña Cholita saludando a Don Cosme
-Chan – les oyó decir mientras se inclinaban para el saludo.
Entro a la tienda “La Favorita” la de Don Cenobio Moreno, Doña Manuela estaba tras el mostrador la ayudaban sus hijas Lala y Angélica, pidió el azúcar, mientras le despachaban veía los dulces en los botes de vidrio apilados en el mostrador, pidió unos “toficos” y unas trompadas.
Atravesó la calle y entro al mercado, compró el pan que depositó en el canasto y la tapó con una servilleta de tela. De regreso se topó con un grupo de niños que jugaban descalzos en la tierra
-¿Juegas? –le preguntaron
- No puedo, fui al mandado – les contestó
Un perro salió ladrando de una casa, tomo una piedra y se la tiró, el perro se metió corriendo, en la siguiente calle vio la carreta de su papá que jalada por la yunta de toros regresaba de las labores del campo, corrió hasta alcanzarlos, tomándose de la red, la barcina, subió y junto regresaron a su casa. Mientras abría la puerta de la calle para que entrara la carreta ella gritaba
-¡Mama, mama! ¡Ya regrese!

1 comentario:

  1. Saludos tejedor, siempre es agradable identificarte con lo que lees. No sabes como se me antojó comerme esa tortilla recién bajada del comal.
    PD: Nuestros recuerdos son todos nuestros muertos

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